Después del ajetreado fin de semana pasado a mis amigas y a mi nos apetecían unos días de relax. ¿Y qué mejor lugar que Puerto Vallarta? Fue fácil. Rentamos una casita, muy coqueta por cierto, a través de Airbnb. Reservamos cuatro asientos y nos fuimos de camino para allá.
El viernes alquilamos un barquito para ir a ver las Islas Marietas. Hicimos esnórquel, tomamos el sol y la brisa. Desgraciadamente no pudimos entrar a la playa del amor, más conocida como playa escondida. Solo se puede acceder nadando y la mar estaba muy revuelta, era imposible… La verdad es que me entristeció mucho… pero, juro y prejuro que no me voy de México sin haberla visto.
El sábado fuimos a Sayulita con unas amigas que estaban también por allí. Me encantó, sin palabras… si viajáis a México parada obligatoria. Cada ladrillo, cada piedra, cada pared tiene algo especial. Se puede visitar en menos de dos horas, eso sí, el calor es insoportable. No duramos más de una hora allí, la humedad nos comía. Por la tarde aprovechamos para visitar El Malecón, zona turística de puerto vallarta. Paseamos, compramos algunos souvenir, lo típico.
El domingo nos levantamos muy temprano para ir a desayunar a un restaurante que estaba en una especie de bosque. Teníamos el río al ladito de la mesa. Café, cruasán, zumo de naranja y sandwich de salmón ahumado y queso. Visitamos los puestos de la zona y vuelta a casa. La semana que viene hemos alquilado todos los roomies de la casa una cabaña en la montaña, haremos muchas actividades, pero esto ya en el nuevo post. Un besazo 🙂
Sayulita