¿Cómo celebré mi cumpleaños en México?

Podría describir ese día en una palabra: especial. Fue un día mágico, lleno de sorpresas y emoción.  A las doce de la noche mis amigas se tiraron encima de mi a cantarme el cumpleaños feliz, comimos galletas como si no hubiese un mañana, gritamos, reímos y saltamos en el sofá durante un buen rato. Fue un momento de euforia, no sé porque pero de vez en cuando nos da el cuarto de hora y no paramos de troncharnos la una de la otra, la otra de la una, todas de todas y todas juntas al mismo tiempo.  Tanta exaltación hizo, incluso, que me cayera al suelo… tengo que pedir la grabación de la cámara para enseñaros el momento… ja,ja.

Al día siguiente, me despertaron las mismas locas bien temprano. Recuerdo perfectamente todo… sonó la puerta: «servicio de habitaciones». Nada más escuchar esa frase brotó mi sonrisa… traían cuatro gofres enormes para desayunar, ¿se podía pedir algo más?

Después del manjar, llegó otro amigo y nos fuimos a Selva Mágica, un parque de atracciones de Guadalajara. Sí, era martes, pero afortunadamente no tenemos clase ni los martes ni los viernes jijijiji. El parque era solo nuestro, estábamos treinta personas como muchísimo y no tuvimos que hacer ni una sola cola. Todo iba sobre ruedas… Nos comimos una buena hamburguesa con patatas y un delicioso granizado a media tarde para poder seguir soportando el calor.

Probamos absolutamente todas las atracciones. El parque era muy viejo…. tengo que admitir que en algunas pasamos algo de miedo, parecía que el vagón iba a salir disparado al espacio. Los ruidos de los raíles no eran muy normales, en cualquier momento podían derrumbarse, pero conseguimos sobrevivir. Uno de los mejores momentos fue cuando se nos ocurrió entrar a la casa del terror… ¡madre mía, qué espectáculo! Solo os digo que nos tuvieron que abrir la puerta para salir de lo asustados que estábamos, los gritos no eran de gente humana… ¡menudos cobardes!

El sol agotaba. Hacia las cinco decidimos marcharnos. Nos esperaba todavía un día largo. Un rato de descanso y a prepararse. Hacia las 10 nos fuimos a un Italiano con todos los roomies de la casa (vivo con ocho franceses, dos alemanes, tres mexicanos y tres vascas). Comimos en un italiano cerca de nuestra super mansión (os enseñaré fotos en algún post). Me regalaron muchas cositas, todas muy especiales. La pizza, la exquisita tarta y ellos. Una cena maravillosa.

Para terminar el día reservamos mesa en una discoteca de por aquí. Unos bailes y para casa, ya había sido suficiente. Personas que siempre recordaré y regalos que guardaré toda mi vida. Un día de 10, un cumpleaños increíble. Gracias, gracias y gracias.

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